lunes, 5 de septiembre de 2016

Donald


Donald

Donald es uno de los protagonistas de un sistema llamado Plutocracia. No por ello está en una caricatura de Disney.     Donald, Pluto y Mickey contra demo y cracia. No.
Esto sin duda es algo serio. Donald es el candidato del partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos. País situado al norte del continente americano. La obsesión por el dinero en Estados Unidos es tan legítima, como la obsesión por la guerra, por el control, por el poder, la intimidación, la fama y el éxito.
Cuando Seneca decía: Si el dinero fuera bueno, haría buenas a las personas, no imaginaba que Donald refutaría con hechos aquella frase sin escrúpulos.

Donald es hijo de inmigrantes alemanes que como tantos otros inmigrantes, viajaron en busca de fortuna por aquellos tiempos de la fiebre del oro. Esta gente junto con un grupo nutrido de inmigrantes, hicieron de los Estados Unidos, el único país que no tiene nombre, por estar constituido por tantas personas de nacionalidades diferentes.

Nueva York, cuna de Donald, es un claro ejemplo de lo que muy civilizadamente hoy llamamos cosmopolitismo.
Esta tierra llamada también “La tierra de las oportunidades” le da sin duda alguna, constantes oportunidades a otros países de aprender a someterse disciplinada y voluntariamente a las políticas económicas y militares del  país más pacífico del mundo, o por lo menos el país promotor más importante de la libre competencia, actualmente una y otra son sinónimos.

Un país donde se solicita identificación para comprar cigarrillos y no para comprar armas de fuego y balas para cargarlas. Productor de armas Number one del planeta. Los tiroteos entre jóvenes de entre 15 y 25 años dentro de instituciones educativas, se ha convertido lamentablemente en una práctica cotidiana.

Donald goza de salud debido a la constante práctica de la codicia del poder, la codicia de la fama y la codicia del dinero.                       Los fanáticos del dinero siempre han perseguido la equidad, solo que han tenido poca suerte. Quizás el dios en que confían impreso en sus billetes, todavía no entiende sus nobles pretensiones.

Donald está determinado a mejorar la situación de la tierra que lo vio nacer. Para ello ha decidido disminuir la violencia y el asesinato por arma de fuego en Nueva Orleans, Detroit, Baltimore, Nueva York, Miami y Washington D.C. entre otras.

Es muy lamentable para él y sus colegas empresarios, ver como dichas ciudades padecen índices de violencia tan severos como en los países vecinos. Países que Estados Unidos se preocupa de tiempo completo por certificar, corregir y apoyar desinteresadamente. Si no la CIA o agencia central de “inteligencia” no tendría razón de existir.

El país que tiene el nivel más alto de propiedad de armas per capita en el mundo, trabaja diariamente y sin descanso para producir cada vez más armas, para que sus ciudadanos se mantengan protegidos contra ellos mismos.

Donald es uno de los ejes humanos más importantes del establishment, modelo socioeconómico capitalista. Diseñan junto a importantes celebridades del arte y la cultura, programas de entretenimiento sano para el pueblo, como los tan ilustrativos shows de realidad ó reality shows como los llaman ellos en inglés. “El aprendiz” es uno de estos juegos de realidad estilo “El gran hermano” donde Donald con su experiencia, sabiduría y conocimiento, enseña a los participantes a ser personas de bien, para lograr confirmar que la riqueza es para los elegidos y la pobreza un mal que merecen  los fracasados.

Donald tiene a su cargo certámenes de belleza como Miss Universo. Al ser tan buen mozo, tan galante y mesurado, logra conquistar todo lo que se propone.

Donald tiene una piedra en el zapato y le molesta. Acostumbrado a todas las comodidades que brinda el sistema bajo el que vive, se ha dado a la dura tarea de trabajar fuerte para que prevalezca dicha comodidad amenazada hoy por México, y otros países de América Latina, Asia y África.

Donald como la gran mayoría de sus antecesores tanto en el ámbito financiero como político y social, posee un virus llamado xenofobia. Es lógico que un país que practica el racismo con plena libertad desde hace siglos, legitime a un hombre exitoso como Donald, en sus acciones contra los desfavorecidos de la tierra. Donald está convencido de que el muro que levanta Estados Unidos en la frontera con México, tiene que ser pagado por el pueblo mexicano.

Si ésta medida impidiera  que muchos estadounidenses utilizaran a México como paraíso de prostitución infantil, compra indiscriminada de estupefacientes,  tráfico multimillonario de armas, tráfico de personas, diversión libre de consecuencias morales, “prohibida” en el país de la estatua de la libertad,   (menuda paradoja) entonces dicho muro no existiría.

Donald considera que el principal socio comercial de Estados Unidos, México, no es amigo. Esto es extraño,ya que Estados Unidos invita siempre a sus vecinos a participar de su modelo de amistad, de lo contrario les obstaculiza el camino con bloqueos, invasiones militares temporales  o permanentes. El terrorismo de estado es su práctica más conocida, la llevan a cabo de forma tanto militar como económica. Es el precio de ser el pastor obligado a corregir a las ovejas descarriadas.

No esté de más mencionar que dichos pastores comprometidos con el sano ejercicio de la plutocracia, dialogan en un espacio llamado “oficina oval” con el propio Dios, el cual los conduce a proceder ante cualquier eventualidad de la manera más eficiente.

El compromiso de Estados Unidos es tan serio que gasta 600 mil millones de dólares en “defensa militar”. Cifra superior a la de China, Rusia, Alemania, Japón, Reino Unido, India, Francia, Corea del Sur y Arabia Saudita JUNTOS.

Donald cree firmemente en la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776 donde          Thomas Jefferson proclama: Todos los hombres son creados iguales, que su creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables…
Sin embargo Donald se pregunta constantemente:
¿Por qué habrá sido Tommy Jefferson propietario de esclavos durante toda su vida?

Donald es asiduo lector de versos de sus compatriotas. Gente como Borges, Paz, Rulfo, Machado, le resultan poco interesantes.           Y últimamente ha leído de aquél gran poeta Walt Whitman, algunas palabras que escribió en el periódico Eagle de Brooklyn por el año 1847 que rezan:

“Sí¡ a México hay que castigarlo severamente!¡Que ahora se lleven nuestras armas con un espíritu que enseñe al mundo que, mientras no nos perdemos en discusiones, América sí sabe aplastar, como también extender sus fronteras!”

lo cual ha influido en los pensamientos pacifistas de  Donald. México nos manda lo peor, violadores, narcotraficantes, enfermedades... dice Donald muy molesto,
por ello exige que se tomen medidas de exterminio, deportación, discriminación, racismo.

¿A nosotros latinoamericanitos de a pie, nos mandan también lo peor?

Mc Donalds, Starbucks, Philipp Morris, Burger King, Playboy, Coca cola. Videojuegos. CNN.  Películas de asesinos seriales que, cosa rara, se dan como hechos en serie. Armas, pedófilos,              ¡y gringos que no saben hablar español!
lugar común donde hay que reconocer que la riqueza de la lengua castellana es mucho más difícil de aprender que el inglés.

Son sin lugar a duda expertos en ponerle marca de prestigio a la basura en serie y venderla a precio de legítima manufactura.                         Es digno de la más alta admiración.

Los plutócratas están convencidos de que el destino manifiesto  providencial, le dio a los blancos guapos como Nixon, Carter, Bush, Donald, la dura tarea de civilizar a las razas inferiores.

Donald se pregunta muy a menudo ¿cambian las obligaciones de la justicia, con el color de la piel?
Donald sabe que sí, lo celebra diariamente como símbolo de libertad. Tampoco podría hacer otra cosa.

Donald y otros tantos propietarios del multimillonario negocio llamado plutocracia capitalista, están muy cansados de recibir constantemente amenazas de paz,de libertad, de conciencia, de igualdad, saben que dichas calamidades impiden el sano desarrollo de sus negocios. El país de las barras y las estrellas sabe defenderse mejor que nadie  contra semejantes terrores.

                                                                       Máximo D'Elía Leyton

                              

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