Donald
Donald es uno de los
protagonistas de un sistema llamado Plutocracia. No por ello está en una
caricatura de Disney. Donald, Pluto y Mickey contra demo y cracia. No.
Esto sin duda es algo
serio. Donald es el candidato del partido Republicano a la presidencia de los
Estados Unidos. País situado al norte del continente americano. La
obsesión por el dinero en Estados Unidos es tan legítima, como la obsesión por
la guerra, por el control, por el poder, la intimidación, la fama y el éxito.
Cuando Seneca decía: Si el dinero fuera bueno, haría buenas a las
personas, no imaginaba que Donald refutaría con hechos aquella frase sin
escrúpulos.
Donald es hijo de
inmigrantes alemanes que como tantos otros inmigrantes, viajaron en busca de
fortuna por aquellos tiempos de la fiebre del oro. Esta gente junto con un
grupo nutrido de inmigrantes, hicieron de los Estados Unidos, el único país que
no tiene nombre, por estar constituido por tantas personas de nacionalidades
diferentes.
Nueva York, cuna de
Donald, es un claro ejemplo de lo que muy civilizadamente hoy llamamos
cosmopolitismo.
Esta tierra llamada
también “La tierra de las oportunidades” le da sin duda alguna, constantes
oportunidades a otros países de aprender a someterse disciplinada y
voluntariamente a las políticas económicas y militares del país más pacífico del mundo, o por lo menos
el país promotor más importante de la libre competencia, actualmente una y otra
son sinónimos.
Un país donde se
solicita identificación para comprar cigarrillos y no para comprar armas de
fuego y balas para cargarlas. Productor de armas Number one del planeta. Los tiroteos entre jóvenes de entre 15 y
25 años dentro de instituciones educativas, se ha convertido lamentablemente en
una práctica cotidiana.
Donald goza de salud
debido a la constante práctica de la codicia del poder, la codicia de la fama y
la codicia del dinero. Los fanáticos del dinero siempre han perseguido la
equidad, solo que han tenido poca suerte. Quizás el dios en que confían impreso
en sus billetes, todavía no entiende sus nobles pretensiones.
Donald está
determinado a mejorar la situación de la tierra que lo vio nacer. Para ello ha
decidido disminuir la violencia y el asesinato por arma de fuego en Nueva
Orleans, Detroit, Baltimore, Nueva York, Miami y Washington D.C. entre otras.
Es muy lamentable
para él y sus colegas empresarios, ver como dichas ciudades padecen índices de
violencia tan severos como en los países vecinos. Países que Estados Unidos se
preocupa de tiempo completo por certificar, corregir y apoyar
desinteresadamente. Si no la CIA
o agencia central de “inteligencia” no tendría razón de existir.
El país que tiene el
nivel más alto de propiedad de armas per capita en el mundo, trabaja
diariamente y sin descanso para producir cada vez más armas, para que sus
ciudadanos se mantengan protegidos contra ellos mismos.
Donald es uno de los
ejes humanos más importantes del establishment, modelo socioeconómico
capitalista. Diseñan junto a importantes celebridades del arte y la cultura, programas
de entretenimiento sano para el pueblo, como los tan ilustrativos shows de
realidad ó reality shows como los llaman ellos en inglés. “El aprendiz” es uno
de estos juegos de realidad estilo “El gran hermano” donde Donald con su
experiencia, sabiduría y conocimiento, enseña a los participantes a ser
personas de bien, para lograr confirmar que la riqueza es para los elegidos y
la pobreza un mal que merecen los
fracasados.
Donald tiene a su
cargo certámenes de belleza como Miss Universo. Al ser tan buen mozo, tan
galante y mesurado, logra conquistar todo lo que se propone.
Donald tiene una
piedra en el zapato y le molesta. Acostumbrado a todas las comodidades que
brinda el sistema bajo el que vive, se ha dado a la dura tarea de trabajar
fuerte para que prevalezca dicha comodidad amenazada hoy por México, y otros
países de América Latina, Asia y África.
Donald como la gran
mayoría de sus antecesores tanto en el ámbito financiero como político y
social, posee un virus llamado xenofobia. Es lógico que un país que practica el
racismo con plena libertad desde hace siglos, legitime a un hombre exitoso como
Donald, en sus acciones contra los desfavorecidos de la tierra. Donald está convencido de que el muro que
levanta Estados Unidos en la frontera con México, tiene que ser pagado por el
pueblo mexicano.
Si ésta medida
impidiera que muchos estadounidenses
utilizaran a México como paraíso de prostitución infantil, compra
indiscriminada de estupefacientes,
tráfico multimillonario de armas, tráfico de personas, diversión libre
de consecuencias morales, “prohibida” en el país de la estatua de la libertad, (menuda paradoja) entonces dicho muro no existiría.
Donald considera que
el principal socio comercial de Estados Unidos, México, no es amigo. Esto es extraño,ya que Estados Unidos invita siempre a
sus vecinos a participar de su modelo de amistad, de lo contrario les
obstaculiza el camino con bloqueos, invasiones militares temporales o permanentes. El terrorismo de estado es su
práctica más conocida, la llevan a cabo de forma tanto militar como económica.
Es el precio de ser el pastor obligado a corregir a las ovejas descarriadas.
No esté de más
mencionar que dichos pastores comprometidos con el sano ejercicio de la
plutocracia, dialogan en un espacio llamado “oficina oval” con el propio Dios,
el cual los conduce a proceder ante cualquier eventualidad de la manera más
eficiente.
El compromiso de
Estados Unidos es tan serio que gasta 600 mil millones de dólares en “defensa
militar”. Cifra superior a la de China, Rusia, Alemania, Japón, Reino Unido,
India, Francia, Corea del Sur y Arabia Saudita JUNTOS.
Donald cree
firmemente en la Declaración
de Independencia del 4 de julio de 1776 donde Thomas Jefferson proclama: Todos los hombres son creados iguales, que
su creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables…
Sin embargo Donald se
pregunta constantemente:
¿Por qué habrá sido
Tommy Jefferson propietario de esclavos durante toda su vida?
Donald es asiduo
lector de versos de sus compatriotas. Gente como Borges, Paz, Rulfo, Machado,
le resultan poco interesantes. Y últimamente ha leído de aquél gran poeta Walt
Whitman, algunas palabras que escribió en el periódico Eagle de Brooklyn por el
año 1847 que rezan:
“Sí¡ a México hay que castigarlo severamente!¡Que ahora se lleven
nuestras armas con un espíritu que enseñe al mundo que, mientras no nos
perdemos en discusiones, América sí sabe aplastar, como también extender sus
fronteras!”
lo cual ha influido
en los pensamientos pacifistas de
Donald. México nos manda lo peor,
violadores, narcotraficantes, enfermedades... dice Donald muy molesto,
por ello exige que se
tomen medidas de exterminio, deportación, discriminación, racismo.
¿A nosotros
latinoamericanitos de a pie, nos mandan también lo peor?
Mc Donalds, Starbucks, Philipp Morris, Burger King, Playboy, Coca cola. Videojuegos. CNN. Películas de asesinos seriales que, cosa rara,
se dan como hechos en serie. Armas, pedófilos, ¡y gringos que no saben hablar español!
lugar común donde hay
que reconocer que la riqueza de la lengua castellana es mucho más difícil de
aprender que el inglés.
Son sin lugar a duda
expertos en ponerle marca de prestigio a la basura en serie y venderla a precio
de legítima manufactura. Es digno de la más alta admiración.
Los plutócratas están
convencidos de que el destino manifiesto
providencial, le dio a los blancos guapos como Nixon, Carter, Bush,
Donald, la dura tarea de civilizar a las razas inferiores.
Donald se pregunta
muy a menudo ¿cambian las obligaciones de la justicia, con el color de la piel?
Donald sabe que sí,
lo celebra diariamente como símbolo de libertad. Tampoco podría hacer otra
cosa.
Donald y otros tantos
propietarios del multimillonario negocio llamado plutocracia capitalista, están
muy cansados de recibir constantemente amenazas de paz,de libertad, de conciencia, de igualdad,
saben que dichas calamidades impiden el sano desarrollo de sus negocios. El
país de las barras y las estrellas sabe defenderse mejor que nadie contra semejantes terrores.
Máximo D'Elía Leyton
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