“A propósito de modas ideológicas”
La nueva era o New age, como
es mejor conocida, tiene sus inicios a finales del siglo XIX. Termina la era de
piscis, e inicia la era de acuario o nueva era.
Esta nueva moda astrológica,
conlleva ciertas premisas: revelación del orden superior, conexión con energías
universales, decepción religiosa, prácticas de apertura de “conciencia” entre
otras.
Esta moda que ha venido
proliferando a lo largo y ancho del siglo pasado y lo que va del siglo
XXI, tiene actualmente un auge peligroso.
Si conciencia es: con
conocimiento, resulta difícil creer que un método elemental como la mayéutica, sistema
que utilizan los niños. ¿Y por qué? ¿y para qué? haya sido suplantado por una
orientalización rica en prácticas y disciplinas, así como también pastiches
fantásticos, que combinan un poco de aquí, un poco de allá, y se obtiene algo
así como la pomada verde de feria que lo cura todo.
El anzuelo comercial
pregona que tales “ciencias, filosofías, y remedios, conducen al “autoconocimiento,
a la conexión con las energías positivas del universo y a la plena salud”. Sin
embargo después de más de un siglo, se puede verificar que tales prácticas y
creencias disminuyen paulatinamente las posibilidades en el ejercicio del
pensamiento crítico, por ejemplo: ¿y por qué? ¿para qué? ¿cómo? ¿dónde? ¿quiénes? cediendo
lugar a la panacea “espiritual”.
¿Quién dice que para pensar
se tiene que apagar el switch del espíritu o viceversa? ¿para sentir o
conectarse con las fuerzas de la naturaleza y el cosmos hay que apagar el
switch del pensamiento? Con estas auto discriminaciones, la guerra santa que se
lucha en el fuero interno de cada ser tiene consecuencias catástrofe.
Esta “nueva era” nos habla de
que en el universo, los pensamientos positivos con ayuda del éter producen
realidad positiva. Ahora bien, dudo, desde lo más agudo de la duda, que las
enfermedades curables que azotan al mundo: el hambre, la injusticia en sus
múltiples formas, sean causa del pensamiento negativo. La palabra víctima
tendría que desaparecer del idioma. Esta empresa que algunos tienen la osadía
de llamar planeta, pierde credibilidad financiera, seguridad económica y
política, para que seres de luz de otros planetas y galaxias inviertan en un
lugar como éste, donde el 10 % de la población tiene subordinado al 90 %
restante por cuestiones de mente o pensamiento.
No podríamos osar llamarlo
esclavitud, puesto que fue erradicada de la empresa, perdón del planeta, hace
ya muchas horas.
Lo que no se ha entendido, es
que a través de la “conciencia cósmica”, el pensamiento negativo puede
ser revertido, si los pensamientos y las acciones de los enfermos y
hambrientos tuvieran buena actitud mental, otro gallo les cantaría.
Pero, cosa
curiosa, parece que la gente de piel oscura es también oscura mental por naturaleza, y no
logran desarrollar una sana sensibilidad hacia la luz. Aquellos que logran una “verdadera
apertura de conciencia” es porque han asumido que hay un orden superior cósmico
que regula todo, llámese también: fondo monetario “internacional”, banco
mundial, instituto tavistock, cia, onu, vaticano, entre otros operadores del
orden universal.
Los medios que utilizan los
iniciados para descubrir la luz interior y los diferentes grados de oscuridad
en los otros, suelen ser disciplinas importadas de oriente como: tai chi, chi
qung, yoga, meditación trascendental, reiki, feng shui, u/o pastiches como la biodescodificación o
bioneuroemoción, constelaciones familiares, gestalt, dianética, método silva,
tarot, grafología, coaching, flores de bach, entre otras formas que buscan el “equilibrio
y la paz” en una especie que nace enferma, vive enferma y muere enferma.
Si no es así, tantos medios
de sanación vendrían a constituir un gran absurdo.
¿Busca salud, equilibrio y
paz, quien no es ni sano, ni equilibrado, ni pacífico, o se busca por moda? ¿habrá
tenido Shakespeare los chakras alineados?¿habrá recibido el coaching necesario
para entender que quien le resultaba antipático, era porque él tenia un
problema que resolver?
La tan famosa “búsqueda
espiritual” tiene millones de adeptos que practican de forma regular una o
varias de las panaceas de turno. Quiero
entender que si algo se busca, es, o por que no se tiene, o porque no se ha
encontrado. La búsqueda interminable de sí mismo, se llama desde hace milenios,
narcisismo. Debe haber sido muy cómodo para el resto de la población masculina
donde habitaba Narciso, que se la pasara mirándose en el espejo de agua.
Se ha dado un incremento
importante desde los años 60s. del sincretismo pastiche y fetiche. Católicos
practicantes de yoga, vegetarianismo, ámbito empresarial, adquisición de
productos de alta gama, activistas ecológicos contra la contaminación de los
mares, que provocan otras empresas que comercian con la empresa en donde se desempeña la persona en cuestión...
Búsqueda de un confort y una calidad de vida que responde a un consumo
patológico. Al mismo tiempo que se intenta practicar un ascetismo que permita
la sana indiferencia necesaria para sostener esta magna incongruencia, la cual
es un síntoma cuasi-inequívoco de ausencia de principios y de coherencia.
No “todo cabe” sabiéndolo
acomodar. Si hoy la necedad llega a sentenciar que el agua y el aceite “Sí” se
pueden mezclar, hagamos un llamado a los defensores del ecosistema y advirtamos
que los aceites que desechan en el mar y
en los ríos las empresas aceiteras, petroleras, entre otras, no importa, hoy ya
se pueden mezclar sin consecuencias. Tendríamos que solicitar a la real academia
de la lengua, la eliminación por anacronismo de la palabra incongruencia, de la
palabra incompatible y de la palabra incoherencia.
Si todo puede combinarse en
las proporciones justas sin alterar la compatibilidad, entonces ¿por qué los
incrementos en la incomunicación y en la inestabilidad emocional, mental y
física?
Contrariamente a lo que se
apuesta, el resultado es una sordera espiritual, que distorsiona la realidad, e
imposibilita para entender entre ser y no ser. Entre forma y fondo, entre
apariencia y verdad. Ante semejante receta, el resultado es un platillo
incomible, incluso para los excéntricos amantes de lo exótico.
El corto circuito es difícil
de salvar debido a la costumbre o hábito que se adquiere a estar sano cuando
se está enfermo, y a estar enfermo cuando se está sano.
¿Qué despierta la
credibilidad de las personas hacia este tipo de prácticas?
Una necesidad imperiosa de
autoengañarse. La urgencia de huir de los conflictos por miedo a enfrentar, dando como resultado la evasión crónica, aunado a un complejo de inferioridad agudo que necesita convertirse en centro de
atención a través de prácticas que implican supuestos conocimientos no aptos
para mortales comunes.
Pertenecer a un grupo que
comparte la misma pérdida o ¿búsqueda? Espacios donde cada quien respete las
mentiras vitales del compañero. Creer firmemente que la espiritualidad es
potestad de oriente, sus múltiples recetas adaptadas a occidente, ó, combinaciones
de risa loca como la biodescodificación y sus gurús de turno.
Tener perdido el
valor de que la espiritualidad está en leer a Galeano, tanto en como disfrutar
de un buen asado o caminar por el campo, es darle a la espiritualidad acepciones parciales y poco serias.
Occidente genera vacío
existencial con la enajenación inherente a sus medios de vida. Oriente llena
ese vacío con prácticas pasivas que conducen a la indiferencia para poder
tolerar semejantes pastiches de incoherencia y necedad. El resultado es un
zombi comercial con delirio de oriental iluminado.
Dejarse afectar por esferas
de influencia que después de un tiempo considerable de existencia en el mercado y la cantidad de adeptos que recluta, logra el consentimiento por aprobación de
masa, de cantidad, nunca de calidad, sería tan absurdo como decir que mcdonalds
o starbucks, poseen calidad por la cantidad de gente que consume sus productos.
Aprobación por moda, o pésimo gusto, no por convicción ni por apreciación.
Dentro de los fundamentalismos
de los practicantes, hoy ya nos toca ver y escuchar discriminación
alimentaria, racismo ideológico, iluminación inequívoca. Las lentejas y los
frijoles lloran cuando son hervidos, el consumo de carne es una práctica
primitiva, sádica y caníbal. Es una lástima que no poseamos tres estómagos como
las vacas para comer pasto, olvidarnos del hambre mundial y estar totalmente sanos, saludables y serenos.
En un equilibrio orgánico, cósmico, universal, definitivo y probado.
¿No habrá meditación trascendental
en la lectura de “Los Hermanos Karamazov”? ¿será necesario cultivar la
conciencia social, política, religiosa y humanista, en el sano humus de la
tierra fértil que damos en llamar cultura personal? ¿El terreno de lo
espiritual no es también la reflexión y la conciencia social, política,
religiosa y humana, a la que nos invita una novela como “Los Hermanos
Karamazov”?
¿No es Dostoievski un ser
espiritual que lega un testimonio artístico de dimensiones extraordinarias?
¿Desde cuando lo espiritual corresponde al terreno del místico, del que tiene
un atuendo determinado, del que come hierbas o del que habla de la tolerancia
desde una intolerancia endémica?
La legión de adelantados que
ha dado como resultado el incremento de prácticas "sanadoras" en rechazo del dolor, pero aprendiendo a combinarlos de forma conveniente, privilegia el
sinsentido, o sea, la coexistencia “armónica” de todo. Todo puede cohabitar, no
hay diferencias, somos iguales pero individuales, somos diferentes pero
humanos. Si todo se autoregula, la voluntad y la decisión resultan innecesarias.
Todos estamos conectados.
Todos somos uno y uno somos todos.
Suena bien pero se ve muy
mal. Si la igualdad no fuera una manera de exacerbar las diferencias, las
diferencias serían aceptadas, cuando sea el caso, con respeto, no con
tolerancia. Si todo puede ser, nada es.
Si no se aprende a distinguir
entre capitalismo y catolicismo por ejemplo. Prácticas que se excluyen, los
resultados catastróficos dejan heridos por todas partes. El agua no contamina
el petróleo, es el petróleo el que contamina el agua. No se pueden combinar
armónicamente sustancias de diferente naturaleza. Pero la buena nueva, es que
hoy se puede ser meditador y empresario, musulmán y bebedor social, psicólogo y
gurú místico, poeta y corredor de bolsa,
todo está permitido, bienvenidas las combinaciones y en ellas su respectiva
inequívoca dosis de necedad e incongruencia.
Estamos ante
la desaparición de la ética por comodidad, por pereza.
Las múltiples combinaciones
de la eterna paz y la felicidad, han dado como resultado una tierra fértil
para el adormecimiento. Si nada perturba no es porque se sea un iluminado
imperturbable, es más bien porque se está anestesiado, drogado, a la manera que
lo plantea Huxley con el soma, en Un Mundo Feliz.
Mis
problemas son nuestros problemas, tus problemas son tus problemas.
La debilidad
emocional y la destitución de valores, constituyen el resultado de las
prácticas mencionadas. Ante la debilidad no se puede luchar ni por un ideal, ni
por la justicia, ni por la verdadera conciencia. Ante la debilidad, es
imposible enfrentar situaciones adversas sin ayuda de un fármaco, o de un
“especialista”.
La indiferencia por exceso,
la abulia, la falta de capacidad para indignarse ante la vileza o la infamia,
no son logros de autoconocimiento o de trascendencia luminosa, sino más bien
todo lo contrario. Si todo responde a un orden o destino sagrado cósmico
universal, vivir esta vida es un absurdo que se resuelve con la muerte. Vivir
es una enfermedad que hay que curar con la muerte, pero no es un llamado al
suicidio, es un llamado al Zombismo.
Si aquí no hay nada que hacer, si por algo
son las cosas, si se pasa a mejor vida,
o se espera reencarnar en algo mejor, o fundir la energía con la energía
universal, la consecuencia es la desaparición de la voluntad por comodidad.
¿Ésta moda prolongada de
prácticas de “autoconocimiento” y “apertura de conciencia” representan una
transformación cualitativa para que la especie humana crezca espiritualmente?
La respuesta debería ser
dejada a criterio del lector, pero si es practicante del “camino de la luz”,
“de la fuerza” es mejor responder que no, no ha sido lo maravilloso que quiere
creerse neciamente que ha sido. Pocas ocasiones se tienen para conocer a
personas más instaladas en el YO,YO y después YO, como en ámbitos de sanación-brujeria-psicología-reiki-meditación…………
Cuando se cuestiona alguna de
estas múltiples prácticas y sus arbitrarias combinaciones, contestan a la
manera de los ortodoxos religiosos:
“ya lo entenderás cuando lo
tengas que entender” signo inequívoco de haber encontrado al niño interno y de
haber superado los múltiples “traumas” de una niñez infernal.
Ellos “YA” encontraron
las mieles de la luz. Son impermeables al dolor e imperturbables por ascenso.
Ya le llegará el turno a los
desiluminados u oscuritos que se resisten o no están todavía preparados para la felicidad eterna. La evolución
escoge a sus adeptos con cuidado.
Los signos actuales de los
tiempos nos revelan cada vez mayor sectarismo, indiferencia por exceso y por
vacío de sentido, culto propio por ausencia de referentes, verdades a la medida
de falsas libertades, injusticia solapada en el bajo costo de la justicia, amor
como condicionamiento de control y manipulación, o como
maquillaje afectivo de la mentira vital.
Trastornos a la carta,
depresiones a la medida del aburrimiento por exceso, pastillas de felicidad
patológica al alcance de no cualquier bolsillo.
Más poesía y menos mantras
diría Horacio Quiroga, más Tchaikovski menos veganismo diría Luis Buñuel, más Galeano y menos coaching
diría Ernesto Guevara, más enfrentamiento y menos pastillas diría Juan Gelman,
más conciencia verdadera y menos inmediatez banal.
Se buscan respuestas sin
haber hecho las preguntas correctas, incluso sin haber hecho preguntas.
Interactuar a plena convicción con un texto como “Papa Goriot” de Balzac, con
un texto como “El Enemigo del Pueblo” de Ibsen, puede ser mucho más
revelador que una serie de sesiones con el psicólogo, o una lectura del tarot.
Dejarse interpelar por la profundidad del pensamiento espiritual de dichos autores
entre muchos otros, puede revitalizar el humus de la tierra cultivable de cada
persona.
Renunciar al mundo a través
de ascetismos aniquila la voluntad. Sin voluntad no hay toma de
decisiones, no hay posiciones claras, no hay principios de valor, no hay
esfuerzo, no hay verdadero movimiento interno.
El amor es dinamismo, no
pasividad e indiferencia. No enfrentar no es ausencia de violencia, puede ser
mas bien presencia de cobardía, evasión.
Sabotear el conflicto es no
saberse poner a la altura del conflicto que haya que resolver.
Si la no violencia implica el
derecho a todo, la violencia feroz pierde sentido.
Las atrocidades se cometen
con cada vez menos sorpresa moral.
La degradación ambivalente
hacia la indiferencia permisiva, tanto como hacia la ferocidad humana, mucho
más peligrosa que la ferocidad de cualquier otra especie,
es un signo revelador
del espíritu de la época.
Todo está permitido. La
proliferación e incremento de violencia, no da tregua, abarca prácticamente
todo ámbito. Se procura la cordialidad diplomática, pero no hay sorpresa con el
sinsentido de la muerte por violencia.
Si es a un estomago a lo que
más se parece el espíritu, se debe cuidar con que se lo alimenta. Si somos
seres tridimensionales, espíritu, mente y cuerpo, no veo la necesidad de
trabajar una dimensión en detrimento de otra si se pretende organicidad.
Parece que tantas dosis de
anestesia diaria entre mantras, runas, terapias, asanas, chakras y palanganas,
conducen al convencimiento de que gritar ante una circunstancia determinada de injusticia o indiferencia es
actuar de manera desequilibrada o agresiva. Se sataniza estar vivo intensamente y se deifica el “respeto a
todo” incluyendo la pedofilia, las políticas laborales, la manipulación mediática
o alimentaria siempre y cuando no afecte de manera directa los intereses
propios.
Bajo esta óptica cientos de
miles de italianos, españoles y sudamericanos deberían meditar y comer
hortalizas para llegar al autoconocimiento luminoso, definitivo,
y así
aprender a bajar la voz y no gesticular de maneras tan groseras.
La creencia en la
reencarnación es un elemento que condiciona el comportamiento para no tener
que volver a esta vida de sufrimiento.
La idea de reencarnación
desprestigia la mortalidad por la inmortalidad.
Siempre habrá tiempo…
A excepción de algunos que lo
pasan “muy bien”, otros pagan las culpas de su vida, o sus vidas pasadas. El
sufrimiento es causa de la ley del karma, se ha hecho algo pecaminoso en esta o
en una vida pasada y se vive para pagar.
Para la realización de las
prácticas de “elevación”, la legión de adeptos se somete al control del gurú. Maharishi
decía: “que una persona hambrienta, puede convertirse en una persona hambrienta
pero feliz, si practica la meditación". Resignación y pasividad.
Es más fácil para el estado y “las fuerzas del orden” controlar a un hambriento feliz que a un hambriento enojado
por que sabe que tiene derecho inalienable a comer y que hay comida para
alimentar tres veces la población mundial. El hindú trata de convencerse de que
el sufrimiento solo está en su mente, ilusión llamada maya. Venda mental que
debe ser eliminada para ver con claridad. La claridad de sufrir como algo
ilusorio, el sufrimiento está en la mente, no en la miseria que vemos. Los
ingenieros de semejante construcción ideológica son dignos de insana
admiración.
“La meditación trascendental”
adormece las emociones y la compasión, así todo se acomoda para ser
comprendido.
Se adquiere armonía
inconsciente por medio de una manipulación de armonía consciente, para
rendirse a la autoridad manipuladora sin darse cuenta, se pierde la libertad y
la seguridad. La consecuencia inmediata es el miedo a todo. Traducido en
ataques de pánico, depresión ante la inevitable toma de decisiones. Estrés ante
la velocidad que implica la “eficiencia mecánica” en los ámbitos laborales.
Estas formas de
adoctrinamiento mental por medio de promesas de “conciencia espiritual”
permiten ir tomando medidas que se han ido dosificando poco a poco para
convertir al planeta tierra, en un gran mercado de la “salud espiritual”. Ya no nada mas se vende lo que se puede
comprar, también se vende lo que no se puede comprar pero tiene precio.
¿Es una presa tan fácil el
ser humano? Existen varios ejemplos que ponen en evidencia de forma categórica
la manipulación constante a la que se somete la especie casi sin darse cuenta.
Hubo épocas en donde la gente, hubiera puesto las manos al fuego, afirmando que
la tierra era plana, o que la tierra era el centro del universo. Que la
esclavitud era algo natural o que la sangre estaba quieta, hasta que Servet, cometió la insolencia de decir que: la sangre no se quedaba
quieta sino que circulaba por el cuerpo y se purificaba en los pulmones. Lo
llamaron el Copérnico de la fisiología y por supuesto le costó la vida.
¿A cuantos equívocos se
expone el ser humano, y cuántos condicionantes no permiten esclarecer el
equívoco?
“la verdad tiene a muchos en
su contra, la mentira a muchos a su favor”
¿por qué será?
Se quiere creer a pie
juntillas que la pasividad abúlica y la indiferencia son síntomas de paz, equilibrio
del espíritu, en poco tiempo será uno más de los engaños a los que se somete
al que quiere y necesita creer en cosas increíbles.
Se alimenta constantemente la
falsa humildad de creer que siempre hay algo que sanar.
Si vivimos enfermos no debemos confiar en nosotros. Y
si siempre hay algo que sanar, siempre habrá un gurú, o una pastilla para
sanarlo. La derrama económica que esto genera es digna de meditación.
El miedo y el miedo a tener
miedo, son un generador de consumo de productos que acaso disminuyan
momentáneamente los padecimientos del falso miedo, pero sin miedo natural no
hay reacción, no hay valorización, no hay percepción, no hay intuición.
La falta de “perfección
humana” busca falsa perfección en los lugares más insólitos y a través de
prácticas que se van convirtiendo en dogma.
En el apartado ecológico de
dicha moda llamada nueva era, el hambre mundial debería de ser un censor moral,
para evitar padecer el síndrome de inversión ano-bucal agudo.
Otro signo
inequívoco del espíritu del siglo XXI.
Tal síndrome tiene como
síntomas: la creencia de que los pepinos lloran lágrimas negras cuando el
vinagre ataca sus terminaciones nerviosas.
La mano de plátanos va
sufriendo pérdidas familiares irreparables cada vez que alguien arranca uno
para comérselo. Los doctores del plátano lo llaman Fruticanibalfrutismo.
Término aceptado por la real academia de la lengua, próximo a ser difundido por
coca-cola.
Absoluto control del cuerpo y
la energía, en otras palabras, desaparecer el impulso, los nervios, la
sorpresa, la cólera, ¿dominar para ser dominado?
El control del cuerpo y la
energía debería de revertir la enfermedad y el enojo.
El mundo se convertiría
en el tan ansiado paraíso sin enfermedad, sin sufrimiento, sin dolor y alegría
inagotable. Si tener mayor elasticidad o alimentar al cuerpo con
mayor cantidad de alimentos alcalinos implicara ser un mejor ser humano para
los otros, sería estupendo. El problema es que la elasticidad y la alcalinidad se hacen modelos discriminatorios hacia todo lo que no se le parezca y no son
garantía de ninguna iluminación ni de salud a prueba de todo.
¿Por qué hay quien quiere
acabar con nuestra casa?
¿Será por que ascender con
Dios, Alá, Yahvé, o cualquier otro nombre que se le quiera dar implica un
estado superior?
La gran contradicción de la
legión de iluminados o seres de luz, radica en defender la tierra y
despreciar esta vida transitoria en pos de fundirse con la energía superior.
Se habita en una especie de limbo donde la voluntad es suplida por la
pasividad impermeable.
Cada quien es dueño de su
mentira. Solo se hace imprescindible saber que lo que es mentira, no es verdad.
Y que la verdad es un valor universal, no relativo.
No se pueden armar paraísos
artificiales y creer que son modelos a seguir.
Para ser quien se es no hace
falta ni oriente ni occidente, ni tanta sofisticación haciendo un ruido
ensordecedor. Hace falta quizá resistirse a la tentación de no ser sin consecuencias.
Máximo D'Elía Leyton