martes, 2 de diciembre de 2014

Carta a un estudiante de teatro

¿Saben por qué abandoné mis estudios profesionales para dedicarme al teatro? Porque el teatro es una de las tribunas más poderosas que existen;

Mucho más poderosa, por su influencia, que los libros y los periódicos.

Pero esa tribuna ha caído en manos de la escoria de la sociedad humana que  la ha prostituido. La meta que persigo es hasta donde me alcancen las fuerzas, limpiar el teatro de todo lo que huela a ignorancia, mediocridad y estafa al público. La meta que persigo es, hasta donde me alcancen las fuerzas, hacer evidente a la actual generación que EL ACTOR ES UN MISIONERO DE LA VERDAD Y LA BELLEZA. Para lograr esto, el actor debe saber levantarse por encima de la escoria, en virtud de su talento, o de su auto-educación o de otras capacidades. Un actor debe ser, ante todo, una persona consciente, debe ser capaz de ponerse a la altura de los problemas del mundo que le ha tocado vivir.

Es por estas razones que no tenemos verdaderos actores. Entre mil gentes mediocres, sin aptitudes, ignorantes y borrachines, quienes se llaman a sí  mismos actores, debemos eliminar a novecientos noventa y nueve y quedarnos solo con uno, que sea digno de llevar el nombre de actor, hoy y ahora.

En ustedes ha nacido el amor por el teatro, empiecen ahora a hacer sacrificios por él, y con esto quiero decir que ponerse al servicio del arte consiste en la capacidad de realizar sacrificios desinteresados en su nombre y en servicio de nuestros semejantes. Sigan estudiando que cuanto más estudien, este trabajo les parecerá realmente atractivo. Entonces con sus compañeros y conmigo seguiremos un sendero difícil, penoso y lleno de espinas; no le preocupará más la fama y aprenderán a amar su trabajo y a su hermano. Aprenderán sobre todo a amar al hombre.

El talento no es suficiente para el teatro del siglo XX ni para el XXI. Nuevos Ibsens, nuevos dramaturgos de poderoso contenido filosófico y social, van  a ser interpretados por gente conocedora de su mundo, de su ambiente. Pronto llegarán los tiempos en que por legislación se excluyan del teatro a los ignorantes y vanidosos. Estos son nada mas los primeros brotes, los frutos vendrán más tarde. Si así piensan mucho gusto tendré en aceptarlos desde ahora, de otro modo los consideraré enemigos del teatro y los combatiré con todas mis fuerzas.


Hagan lo que tengan que hacer, yo les deseo lo mejor.

C. Stanislavsky




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