¿Saben por
qué abandoné mis estudios profesionales para dedicarme al teatro? Porque el
teatro es una de las tribunas más poderosas que existen;
Mucho más
poderosa, por su influencia, que los libros y los periódicos.
Pero esa
tribuna ha caído en manos de la escoria de la sociedad humana que la ha prostituido. La meta que persigo es
hasta donde me alcancen las fuerzas, limpiar el teatro de todo lo que huela a
ignorancia, mediocridad y estafa al público. La meta que persigo es, hasta
donde me alcancen las fuerzas, hacer evidente a la actual generación que EL
ACTOR ES UN MISIONERO DE LA VERDAD Y LA BELLEZA. Para lograr esto, el actor
debe saber levantarse por encima de la escoria, en virtud de su talento, o de
su auto-educación o de otras capacidades. Un actor debe ser, ante todo, una
persona consciente, debe ser capaz de ponerse a la altura de los problemas del
mundo que le ha tocado vivir.
Es por estas
razones que no tenemos verdaderos actores. Entre mil gentes mediocres, sin
aptitudes, ignorantes y borrachines, quienes se llaman a sí mismos actores, debemos eliminar a
novecientos noventa y nueve y quedarnos solo con uno, que sea digno de llevar
el nombre de actor, hoy y ahora.
En ustedes
ha nacido el amor por el teatro, empiecen ahora a hacer sacrificios por él, y
con esto quiero decir que ponerse al servicio del arte consiste en la capacidad
de realizar sacrificios desinteresados en su nombre y en servicio de nuestros
semejantes. Sigan estudiando que cuanto más estudien, este trabajo les parecerá
realmente atractivo. Entonces con sus compañeros y conmigo seguiremos un
sendero difícil, penoso y lleno de espinas; no le preocupará más la fama y
aprenderán a amar su trabajo y a su hermano. Aprenderán sobre todo a amar al
hombre.
El talento
no es suficiente para el teatro del siglo XX ni para el XXI. Nuevos Ibsens,
nuevos dramaturgos de poderoso contenido filosófico y social, van a ser interpretados por gente conocedora de
su mundo, de su ambiente. Pronto llegarán los tiempos en que por legislación se
excluyan del teatro a los ignorantes y vanidosos. Estos son nada mas los
primeros brotes, los frutos vendrán más tarde. Si así piensan mucho gusto
tendré en aceptarlos desde ahora, de otro modo los consideraré enemigos del
teatro y los combatiré con todas mis fuerzas.
Hagan lo que
tengan que hacer, yo les deseo lo mejor.
C. Stanislavsky
No hay comentarios.:
Publicar un comentario