domingo, 31 de agosto de 2014

El dolor, ¿a quién le duele?

Por: Máximo D'Elía Leyton


La alegría fecunda, el dolor da a luz.                                                                    William Blake

En el embarazo la premisa de Blake queda comprobada. 
La transformación de la madre, hormonal, corporal, emocional es naturaleza en pleno movimiento. Implica cambios a veces dolorosos incluso en algunas ocasiones cambios irreversibles. Después de nueve meses parir de forma natural, produce una dilatación de 10 cms. en el útero lo cual conlleva un dolor que alumbra, da luz, vida.

Si bien no puede negarse en este acontecimiento la prodigiosa naturaleza, me pregunto ¿Por qué? es constantemente escamoteada como si no fuera ni prodigiosa ni natural.

Las nuevas tecnologías y sus personeros se refieren a la naturaleza como algo prehistórico, al dolor como algo inútil  y evitable. Se utilizan en el alumbramiento métodos alternativos para inhibir el dolor, si bien ayudan en situaciones donde se presenta un riesgo no son imprescindibles.

Si convenimos en que la naturaleza es la gran maestra y lo normal en el cuerpo es la salud, muchas maneras de anestesiar hoy en día resultan innecesarias.

Pseudo-pseudociencias como la psicología, la psiquiatría o Mengeles ultrapostmodernos consideran al dolor como una enfermedad ante la imperiosa necesidad de convertir al planeta en un “mundo feliz” donde nada perturbe el bienestar crónico, también llamado tedio, enajenación, aburrimiento, alienación.

El dolor pues ya no debería de formar parte del proceso en el crecimiento humano.
Una frase como nada enseña más que el sufrir y el llorar debe ser considerada como una invitación a lo prohibido.

El dolor de los niños al caerse, rasparse las rodillas, abrirse la boca;  las articulaciones al crecer, el dolor de la salida de los dientes, el de la caída de los dientes, el dolor de la impotencia ante un acto injusto, el dolor de romperse un hueso, el dolor de la desilusión, el dolor de la renuncia, el dolor de la traición, el dolor de la primera vez, el de la última vez, el de la pérdida, el dolor de irnos naciendo a nuevos estados de conciencia, el dolor del cambio de la transformación, son parte del proceso natural de crecimiento.

Si el precio de la sensibilidad es el dolor, y el dolor resulta antinatural, diagnosticado incluso como enfermedad ( sobre todo en el ámbito emocional) entonces la receta es:
erradicando la sensibilidad desaparece toda posibilidad de dolor.

Si se piensa en víctimas de tortura, existe un momento en que se agotan las fuerzas, la resignación, el sinsentido, y la muerte, ganan en el cuerpo aun vivo, y la persona se vuelve insensible. Cuando el dolor es insoportable, la insensibilidad es el medio para evitar dolor.

¿Tiene acaso esto, alguna relación con la insensibilidad epidémica de nuestro tiempo?
¿Qué está provocando un dolor insoportable en los adentros del ser y en los afueras?

En la edad antigua el dolor era el perro guardián de la salud, en la edad media, redención o castigo, en la ultrapostmodernidad se ha medicalizado.

Superabundancia de drogas adictivo-destructivas legales para combatir al gran ejercito de dolores en extraño pero vertiginoso aumento  como depresión, antes melancolía, pánico, miedos, déficits entre un variado cóctel de males amenazantes.

Los diseñadores, fabricantes, distribuidores y demás familiares del conde Drácula, venden a precios relativamente altos la felicidad crónica. Alma, mente y cuerpo son los tres pesos que se pagan para ser feliz a perpetuidad.
Dicho de otra manera: el dolor es un gran maestro destituido por una puta descerebrada que se obstinan en llamar felicidad.

El dolor es un defecto que debe ser superado, es un proceso inútil en vías de extinción.
La insensibilidad que arroja como resultado un Zombie (tan de moda, seré curioso)
exige cada vez más víctimas tanto en la realidad, como en la ficción. ¿Se necesita cada vez más por que se es cada vez menos?

El dolor como función instintiva de alerta, precaución, ó como aprendizaje y experiencia, está siendo desmantelado para facilitar el suministro de anestesia diaria por parte de drogas visuales fabricadas en los laboratorios de los medios de estupidización masiva.

La empatía, aquella infección epidémica que cobró muchas víctimas en los años 60s del siglo pasado, ha sido curada tan sistemáticamente que si hoy nos enteramos de que el 90% de las víctimas mortales en Irak, eran civiles, nos arroja una cifra donde solo se atina a la onomatopeya, y acto seguido lo importante se impone.-¿Ya viste el capítulo que te faltaba de la serie…?  curiosamente producido por el mismo país responsable del genocidio en turno.

Los muertos dejan de ser hijos, hermanos, sobrinos, nietos de alguien.
Si no es nuestro problema, no hay ningún problema.       Esos muertos ahora le pertenecen al olvido. ¡seguramente se lo merecían!

La mentira solía doler en tiempos donde se buscaba la verdad, hoy la mentira es la verdad, y la verdad un eufemismo para improductivo.

Nada debe ser doloroso, evitarlo es la misión de los anestesiólogos profesionales, a los que en el barrio se les conoce como “el sistema”.

Ahorrarse el dolor forma parte del nuevo plan económico metafísico del orden mundial.
No te enamores, ahorra dolor, trabaja duro para contribuir al progreso, al sistema, ahorra dolor, el tiempo es oro, produce, ahorra dolor, drógate: prozac, ribotril, celular, t.v., cine propaganda, videojuegos, crack, coca, anfetaminas, ahorra dolor, asegúrate, gradúate, certifícate, inscríbete, postgradúate, doctórate, recíbete, alineate, estandarízate, unifórmate, condiciónate, ahorra dolor.

¿La amenaza ininente a la integridad humana en todo  ámbito, es tan grande que para no entrar en estados de catatonia, nos dosifican lo imposible de aceptar con altas dosis de anestesia?

El hombre no se destruye por sufrir, el hombre se destruye por sufrir sin ningún sentido
                                                                                                                     Victor Frankl.

No se sabe para qué se sufre, por qué se sufre, si aparentemente tenemos al alcance variedad de antisufridores. Será que la deshumanización , o sea el hombre sin esencia, humano sin humanidad, implica dolor y sufrimiento por cualquier costado.

Duele en el cuerpo lo que indigna en la conciencia para lo cual es indispensable tener una. Poder sentir el dolor es estar en contacto con el sufrimiento propio y ajeno, expresarlo.  La negación del dolor se logra a través de cegueras, sorderas, indiferencias, egoísmos selectivos y automáticos.

El umbral del dolor es directamente proporcional al nivel de conciencia.
Dolor-Conciencia-Acción. Giordano Bruno, Galileo Galilei, Servet, Séneca, Sócrates,
Van Gogh, Biko, Luther King, Ernesto Guevara…

Parece como si se hubiera descubierto una enfermedad a raíz de la invención de un remedio. Como ya existe el prozac me puedo deprimir tranquilo.
Ya existe solución a un proceso natural que se niega como tal.

Dónde estaban la cantidad de trastornos y enfermedades diagnosticados actualmente hace 20 años, hace 30 años, 40, 50, 100 ¿dónde estaban?
Los “progresos” en la ciencia y tecnología los han descubierto, o los han creado en laboratorio para ensuciar la casa y después vender productos de limpieza.


Será que tantos psicólogos y psiquiatras necesitan un planeta enfermo, pacientes en potencia, enfermos de humanito y de humanidad. 

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