martes, 7 de febrero de 2017


¿Relativismo o neo-nihilismo?

Bueno ¿cada quién no…?


Las culturas que denigran a la mujer son ¿crueles, discriminatorias, racistas? Aprobar esto como algo que solo concierne a dichas culturas es abrirle la puerta al virus de la indiferencia.

Si la verdad es relativa al individuo. Si todos los puntos de vista son igual de válidos. ¿Existe el derecho para castigar al responsable por amputar el clítoris de una mujer, o son solo usos y costumbres?
¿qué sería estar equivocado?

Cada quien recibe la información desde sus filtros culturales. 
Cada quien ve hasta donde su ignorancia se lo permite.
De ahí la famosa frase: “el que no sabe es como el que no ve”

Tiempos de relativismo son estos donde se legitima la arbitrariedad como signo de libertad.  Los filtros por los que se decodifica la realidad son: cultura, lenguaje, valores, creencias, actitudes, expectativas, intenciones.  

Si hablara de fotografía podría nombrar diferentes objetivos: Zoom, normal, gran angular, telefoto, macro, ojo de pez, entre otros. Estos dirigen los rayos de luz (información, datos) hacia un censor que lee y capta.   De la misma forma los filtros de la cultura, leen y captan con relación al grado de ignorancia, conocimiento,  y características tanto particulares como generales de cada filtro.

La actualidad revela constantemente la vigencia del relativismo como  medio para justificar cualquier “postura ideológica”
Todos los puntos de vista son igualmente validos.Una manera consensuada en la indiferencia para poder admitir cualquier cosa como valida.

Luego entonces si el violador se contenta violando, si el empresario explota a sus trabajadores para enriquecerse, si un presidente promete y no cumple sus promesas, si al sacerdote le gusta amar a los niños carnalmente,        “por algo será” todo se justifica en pos de la necesidad individual. Cada quien responde a sus intereses. Si no se necesitan argumentos para sostener las acciones, la moral se hace innecesaria, inútil.

El umbral de verdad depende del grado de ignorancia de cada individuo. 
La verdad no se acepta porque compromete, incomoda, molesta, genera una responsabilidad que impide ponerse a la altura de las circunstancias. 

Si todos los puntos de vista son igualmente validos ¿qué sentido tiene mirar, percibir, sentir, escuchar, conocer, experimentar? ¿Escucha igual un  músico que un deportista? ¿mira igual un pintor que un ingeniero?
¿Para qué sirve que alguien se preocupe por aprender a mirar?      
si al final se quiere creer que todos miramos lo mismo.
Se estandariza hasta la forma de ejercer la sensorialidad.

El sabio y el necio no miran el mismo árbol
                                                              William Blake

¿Es lo mismo un vaso con agua, que un charco, que un estanque, que un lago, que una presa, que un río, que un mar, que un océano? Todas poseen en común el agua, pero son importantes y  numerosas las diferencias.   
Todos los libros tienen páginas, palabras. ¿Todos son literatura?      

Una vez más se adivina que la mentalidad impuesta conduce a la estandarización, a la uniformidad, a la desaparición de las cualidades y defectos individuales, lo que hace únicas a las personas.

La arbitrariedad es tan flagrante que pareciera que hablar de verdad es algo reaccionario y que responde en mayor medida a una cuestión meramente subjetiva o a  una cuestión incluso de gustos. Se impide el pensamiento original debido al estándar generalizado del tan cómodo ¿bueno pus cada quién no? Un facilismo ante la flojera de pensar, de argumentar, de tomar postura, de tener una posición.

Así el mundo se ve sin pasión, sin interés, sin ideales.  El resultado de esto es una sociedad vacía de sentido, campo fértil para la tecnocracia y el mundo de los emprendedores, exitosos, calificados eficientes y profesionales que propone como modelo el sistema neo-liberal. 

Aquél que se suma a las filas del relativismo negativo, deja de sentirse solo y aislado, forma parte de un grupo de relativistas incapaces de afirmar algo, de tener una postura o de defender una idea o principio. Se tiene mucho miedo a creer en algo, se tiene mucho miedo de acertar y equivocarse. Signos de existencia cada vez más carentes de sentido.

Los puntos de vista dependen de puntos de referencia.
El problema es la ignorancia de referentes. Desde dónde es conveniente tomar la foto para optimizar las capacidades de un lente fotográfico determinado, dependerá de las posibilidades de la cámara y del lente para saber donde ubicarse para tomar la foto.

Si cada quien se acomoda donde le parezca, sin saber de ángulo,luz, profundidad de campo, luminosidad del objetivo, entre otros referentes, lo que haga puede quedar bien, sin saber cómo lo hizo.
Aunque seguramente quedaría mal.

Se opina de las cosas como si padecieran orfandad histórica.
Si como para hablar de cine bastara con conocer a Tarantino, y fuera innecesario saber quién es Ingmar Bergman, o Federico Fellini. 
Lo contemporáneo divorciado del referente hace creer en una especie de generación espontánea de todo.                El pasado es algo innecesario para comprender el presente.

Nada se interrelaciona, todo está en la nube y se toma solo lo que sirve sin necesidad de ligarlo a nada.      De dónde eran mis abuelos no tiene importancia, lo importante es de dónde soy yo. Se rompe con el pasado como si no valiera la pena revisarlo para entender el presente. Se proyecta el futuro como una ilusión garantizada y sin contratiempos. El resultado es un limbo saturado de inmediatez y banalidad.  Un vacío crónico de sentido y su proporcional insaciabilidad.

Los buscadores de la verdad han sido los precursores del pensamiento humano. Entre esos buscadores puede mencionarse a: Sócrates, Cristo, Galileo Galilei, Copérnico, Darwin, Freud, Servet, Giordano Bruno, Marx, Platón, Sartre, Gandhi, Ibsen, Hipatia, Marie Curie, Rosa Luxemburgo, Sor Juana, Rosa Parks entre muchos otros.        

Muchos fueron asesinados por poner en evidencia el error del rebaño que siempre es mayoría y se contenta viviendo en el equívoco por comodidad y flojera. El valor de decir que la mayoría ejerce un error permanente puede costar la vida.             

La revelación suele ser desafortunada tanto para el que revela como para el ignorante. Prometeo es un claro ejemplo.
La necesidad de sacrilegio impuesta al individuo de aspiraciones titánicas. Incomprendido por los mortales, castigado por los dioses.

El ignorante no se contenta con la revelación de una verdad, y cambia noblemente,  al contrario, se siente profundamente ofendido por el agravio y el atrevimiento que lo deja en evidencia, no es susceptible de gratitud y contento al descubrir el equívoco y actuar sobre él como sea conveniente. No.

La ofensa es imperdonable. La mentira ofende a la verdad, pero nada es más peligroso que cuando la verdad ofende a la mentira.

La permisividad con la que hoy se legítima la imbecilidad es una prueba más de la falsa libertad con la que se promueve la afirmación de la personalidad.

Los relativistas no quieren saber por comodidad. Ignorar es el estado ideal, manifestar la ignorancia como acto de libertad es un mecanismo que busca la estandarización. 
Si la ignorancia prevalece, qué más da ignorar mucho o poco.
Si la mediocridad  garantiza la ignorancia, para qué saber.


Es muy cómoda la posición de abstenerse de buscar la verdad si como falso principio dicha verdad no existe. Los grandes pensadores y filósofos lo han sabido, sin embargo es impensable dejar de buscarla.

Si la búsqueda de la verdad no tiene sentido, el engaño encuentra el campo más fértil que nunca para sembrar equívocos como verdades. El relativismo reduce, discrimina, calumnia, ignora, usa el sinsentido contra la razón. Si todo vale, el sinsentido se apodera de las reglas, no hay trampa, no hay mentira. Es la manera más cómoda de padecer idiotez y confundirla con genialidad.

Conlleva al escepticismo, subjetivismo y emotivismo.
Sostiene como legítima la imposibilidad de empatía,    ¿cómo discurrir sobre un acontecimiento en otro continente, si no es posible saber con certeza lo que sucede? Bajo esta premisa el silencio total y absoluto es la mejor postura. Si no afecta directamente para qué molestarse.

La contradicción del relativismo, radica en afirmar como verdad, que la verdad no existe.

La verdad une a pocos, el relativismo separa a todos.
El relativista no procura el diálogo, impone la imposibilidad de verdad como fundamentalismo.

La verdad no busca imponerse, la verdad no persigue adeptos.

Quien la siente, la busca. 


                                                                                  Máximo D'Elía Leyton.